Solea del Amor Indiferente
Ni rencores ni perdón.
¡No me grites. No me llores!
¡lo nuestro ya se acabó!.
¿Rencores? ¿Por qué rencores?
¡No le da a mi señorío
guardarle rencor a un río
que fue regando mis flores!
Tú me distes los mejores
cristales de tu corriente,
y no sería decente
maldecirte por despecho
si sé que tienes derecho
a dar o a negar la fuente.
¡Debo estarte agradecido
por tu generosidad!
Tú me distes por bondad
lo que yo dí por cumplido:
Me brindaste tu latido,
tu boca nunca besada,
tu carne nunca estrenada,
tus ojos siempre empañados
y los potros alocados
de tu amor en llamarada.
Me distes el beso primero,
que es el que más atosiga,
y me distes la fatiga
de un cariño verdadero.
Me distes la luna y entero
tu corazón sin celaje,
me diste todo el encaje
de tu caricia en mi pelo,
y me regalastes el cielo.
en tus ojos sin paisaje.
Por eso.. yo bien nacido,
ni te odio ni te aborrezco,
¡al contrario!, te agradezco
todo cuanto me has querido.
No me importa si te has ido
con tu barca hacia otro mar,
que yo no te puedo odiar
por esta mala partida;
ya que odiar es en la vida
un cierto modo de amar.
Ni vengas a mi lado
para pedirme perdón,
el perdón es la razón
de volver a lo pasado,
¡y lo pasado acabado!
Qué pasó … Por qué pasó
¡Déjame que viva yo
sin perdón y sin rencores!
Porque por más que me llores …
¡lo nuestro ya se acabó!
Autor: Manuel Benítez Carrasco
Declamacion: Anthony Freites